jueves, agosto 16, 2007

BERRETA, EL PUEBLO QUE NUNCA FUE...


Hace unas semanas atrás descubro en el diario matutino en la sección “Crónicas Regionales” la existencia de un pueblo casi olvidado habitado por apenas 22 habitantes ubicado a 70 km. De la ciudad de Rosario.

Me enamoré… ese lugar me hechizó, me sentí irremediablemente atraída por ese sitio en donde el tiempo se había detenido… como si en otra vida hubiera sido parte de eso.
Tal vez me identificaba tan sólo con el destino de ese pueblo, de alguna manera yo “no fui”…. muy a pesar del sueño obstinado de alguien…
Fui hasta ese lugar, acompañada por amigas fieles que siempre se unen a mis delirios.
El lugar era desolación, silencio… flotaban en el aire sueños inconclusos

Presencias intangibles caminaban alborotadas preguntando por Berreta… no lo hallaban, no lo reconocían. Se los oía claramente murmurar, discutir, algunos enojados, otros infinitamente tristes, otros desorientados… No comprendían que los sueños se habían marchado buscando destinos mas benévolos.
Siguen buscando…. Pero no encuentran… no hay rincón que se asemeje a lo soñado… si hasta los necios se alzaron con lo único que le aportaba identidad a ese pueblo. Ellos no lo entienden… por eso siguen vagando, tienen la ilusión de encontrar algo… algo que les recuerde lo que alguna vez fue o aspiró a ser…
Berreta, ese es su nombre… me pregunté una y mil veces en estos días que me atrajo de ese lugar…

¿Lo que nunca fue? ¿Su desolación? ¿Qué siga pendiente de una vida anterior? ¿Qué cada lugar recuerde con nostalgia aquello que fue? ¿O que su memoria le cuente que alguna vez fue alguien y ya no lo es?

Tal vez todo eso junto, porque es parte de lo que soy. Parte de lo que no puedo cambiar, parte de lo que me estanca y me devuelve siempre al mismo lugar.
Escribo y me entristece pensar eso, pensar en que no fui… y no por falta de sueños, al igual que en Berreta los sueños sobraron… pero algo pasó… algo se quedó en el mismo sitio… inherte… estático.
Un joven a caballo sonríe y se muestra servicial (se parece a mí en sus actitudes). Accede al pedido de tomarle una fotografía y posa orgulloso… pero a mi no me engaña… nos conocemos de vidas anteriores, y su mirada delata el brillo apagado de ser, LO QUE NO FUE.