
Y yo no sé porqué extraña razón sigo llevando tanta tristeza en los bolsillos... una tristeza hecha de agua y sal . Una tristeza honda y huérfana, que no siento ni mía, ni prestada.
Una tristeza que cuando menos quiero, me trepa el labio y me lo hiere, y me moja la sonrisa y las palabras.
La tristeza me ama y me persigue. La tristeza pobre y despechada que se resiste a creer que no la amé.
La tristeza que asumo y que soporto.
La tristeza que no sé porqué extraña razón sigo llevando en los bolsillos...